Tuve la suerte de vislumbrar la pandemia con algunas semanas de antelación y poder actuar en base a los indicios, la intuición y la experiencia para afrontar un reto que ni siquiera imaginábamos cómo sería finalmente.

Los indicios fueron la cancelación de un proyecto en Alemania y la bronca alrededor del Mobile World Congress de Barcelona. La intuición, que nos enfrentábamos a algo desconocido y demoledor. La experiencia fue la de mi colega Thierry de Beyssac advirtiéndome que ante las crisis de verdad, el “worst case” tenía que ser “realmente” un escenario de pesadilla.

Hoy, dos años después, sé que sobrevivir habría sido imposible sin la confianza de los socios y el apoyo y capacidad de sacrificio de todos cuantos formábamos Axialent en marzo de 2020. Prácticamente toda nuestra operación era presencial en nuestros clientes e implicaba desplazamientos por Europa y América que fueron cortados de cuajo para evitar la expansión del Covid-19.

Ese era el escenario.

Lo primero que percibí fue miedo, miedo en nuestra gente, miedo en nuestros clientes, miedo en nuestras familias. Y entendí que lo primero que teníamos que hacer era superar el miedo.

Me marqué tres prioridades para transformar el miedo en esperanza.

La primera, garantizar la supervivencia de la compañía. Lo hicimos renegociando la estructura financiera, ampliando la base de capital y aplicando una durísima gestión de costes que incluyó recortes salariales de hasta el 50% en los sueldos más altos y eliminando todo gasto no imprescindible.

La segunda, hablar con la gente, honrar nuestros valores y proponer un pacto para socializar el sacrificio de manera que nadie quedara atrás en unas circunstancias en las que la incertidumbre y la vulnerabilidad eran totales. El tsunami nos había alcanzado en medio de la travesía y todos los que estábamos en el barco de Axialent merecíamos llegar a puerto juntos, sanos y salvos. Así lo acordamos, así lo hicimos. Es de lo que más orgulloso me siento como CEO.

La tercera, con el barco a flote y la tripulación capeando la tormenta, era hablar con nuestros clientes y ofrecerles ayuda y soporte. Ellos estaban tan asustados y perplejos como nosotros. Fue lo mejor que pudimos hacer, nos ayudamos mutuamente, diseñamos juntos nuevos servicios que les ayudaron a ellos en un escenario tan complejo y a nosotros a ser capaces de reinventarnos más allá de lo que hubiéramos soñado sin la presión del coronavirus.

La implementación de estas tres prioridades nos trajo un regalo inesperado que fue acelerar la innovación. Casi sin darnos cuenta empezamos a hacer en remoto lo que hacíamos en presencial. La necesidad nos ayudó a hacer posible lo que antes veíamos imposible y para lo cual habíamos traído un equipo a la compañía cuya presencia en aquel momento resultó providencial. Gracias a ello nos vimos dando respuestas nuevas a los problemas nuevos que la pandemia puso sobre la mesa. Al mismo tiempo nada de esto fue fácil. Y aunque hoy veo estos dos años como una experiencia vital y de aprendizaje invaluable, la verdad es que todos sufrimos mucho y aún seguimos sufriendo consecuencias del Covid-19.

En algún momento usamos las herramientas que utilizamos con nuestros clientes para ver cómo estábamos trabajando en medio del caos y el resultado me abrumó. Me tocó oír cosas que no me gustaron y me ayudó a ver cosas que no veía, todo ello nos sirvió para corregir el rumbo y me enseñó cómo la humildad para admitir errores es el mejor generador de la confianza que se necesita para actuar y liderar en la incertidumbre.

Cuando me preguntan cuáles fueron mis claves como CEO para que Axialent sobreviviera, contesto que escuchar mucho y tomar decisiones rápidas al servicio de la gente. Decisiones para dar poder, eliminar trabas y proteger con un paraguas blindado a quienes estaban en primera línea ayudando a nuestros clientes, conteniendo el presupuesto o reinventando nuestros servicios.

Y debajo del paraguas gestionar el relato. Sin faltar esencialmente a la verdad y recordando que “un equipo es un estado de ánimo” como dice mi amigo Jorge Valdano, consideré que algunas malas noticias o explicar en detalle el tamaño de ciertos obstáculos solo serviría para incrementar la angustia y el desánimo de quienes estaban dando el plus en medio del mayor desafío que la mayoría de nosotros habíamos enfrentado en nuestras vidas. Creo sinceramente que esta transparencia selectiva y a veces con un sesgo optimista nos ayudó a mantener el rumbo y llegar a puerto.

La pandemia nos mostró brutalmente la diferencia entre lo que podemos controlar y lo que no. Saber hacer esa distinción y enfocar la energía en aquello que está bajo nuestro nuestro control lo llamamos en Axialent “responsabilidad incondicional” que, sumado a cuidar de la gente, son las claves para salir de una crisis como la que vivimos con más consciencia y sabiduría. Importante saberlo ahora que también sabemos que no fue la última movida que nos tocará vivir.

El mindfulness en el liderazgo se está poniendo de moda.  Durante estos últimos años he estado recibiendo alertas de Google sobre liderazgo consciente y me anima ver que hay un aumento en el interés y el compromiso con las prácticas de mindfulness por parte de las organizaciones. ¿Por qué se le está dando tanta importancia al mindfulness y cómo puede ayudarte a liderar?

Jon-Kabat Zinn, el fundador del programa “Mindfulness-Based Stress Reduction” (programa de reducción de estrés basado en Mindfulness) del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, define al mindfulness como prestar atención de una manera particular; intencionalmente, en el presente, y sin juicio. Yo creo que el interés en el mindfulness está creciendo como consecuencia de los beneficios físicos y psicológicos a largo plazo que experimentan aquellos que lo practican en forma regular. Existen más de 10.000 artículos de investigación disponibles sobre el tema y lo que alguna vez fue visto por muchos como “místico” o “lejano” ahora se está popularizando. Entre las empresas que han implementado programas de mindfulness se encuentran General Mills, Google, Apple, Astra Zeneca, Aetna y otras compañías.

La Dra. Patricia Collard, autora del libro El pequeño libro del Mindfulness, describe de la siguiente forma los beneficios derivados de la práctica del mindfulness:

  • Mayor experiencia de calma y relajación
  • Niveles más altos de energía y entusiasmo para vivir
  • Mayor confianza en uno mismo y auto-aceptación
  • Menor peligro de sufrir estrés, depresión, ansiedad, dolor crónico, adicción o baja eficiencia inmunológica
  • Mayor auto-compasión y compasión por los demás en nuestro planeta.

Debido a las demandas de la vida moderna y a las presiones del alto rendimiento, muchas personas se encuentran en un estado frecuente de abrumación y a menudo experimentan altos niveles de ansiedad. Cuando este estado se incrementa a lo largo del tiempo, el mismo puede causar un impacto negativo en las relaciones, un deterioro del bienestar físico y mental y una disminución de la capacidad de enfocarse en un tema y tomar decisiones.

Mi viaje hacia el mindfulness comenzó hace siete años con la práctica de yoga. Después de la caída bursátil de Estados Unidos en el 2008, mi esposo y yo decidimos transformar nuestras vidas. En pocas palabras, esto implicó que ambos iniciemos nuestro propio negocio mientras criábamos a dos niños pequeños. Además nos comprometimos a vivir nuestras vidas con un propósito y de forma aventurera. Fue también un compromiso de vivir una vida que percibía que iba a tener mayor incertidumbre y riesgo financiero.

Mis principales intenciones durante esta transición eran experimentar la paz interior, crear un matrimonio y una familia sostenibles y dejar una huella significativa en el mundo.  También quería experimentar gratitud y alegría y menos sentimientos de lucha. Quería preocuparme menos y confiar más.  Las tres prácticas del mindfulness que me han servido son escribir en un diario para aumentar la gratitud, la meditación guiada para aprender a estar en calma y la introspección para conocer mi estado interno antes de responder.

La práctica del mindfulness puede dar soporte a una gran variedad de situaciones, incluida la conducción de una organización o unidad de negocios de forma más eficiente. Una empresa consciente fomenta el uso del mindfulness en todos sus grupos de interés. Esto significa que todos los empleados se ven alentados a contemplarse a sí mismos y a contemplar aquello que les da sentido, felicidad y plenitud. Además, las empresas necesitan comprender las necesidades de sus clientes a fin de ofrecerles productos y servicios que sostengan su crecimiento y bienestar.

Un modo simple de comenzar a experimentar de qué modo puede ayudarte el mindfulness a liderar es hacer una pausa cuando estás frente a un desafío y poner en práctica el siguiente ejercicio:

  • Regresa al presente.
  • Deja de lado cualquier inquietud o preocupación durante los próximos minutos.
  • Permítete cerrar tus ojos o simplemente relaja tu mirada.
  • Respira, siente como tu pecho inspira y expira.
  • Siente tus pies, la silla donde estás sentado y el soporte que tienes debajo y a tu alrededor.
  • Nota las partes de tu cuerpo que se encuentran particularmente tensas y deja que se relajen.
  • Si percibes que tu mente comienza a irse, vuelve a tu respiración.
  • Cuando estés listo, respira profundo y regresa.

Observa lo que pasó. ¿Cómo cambió tu estado interior? Desde este estado, ¿qué alternativas aparecen?

Las organizaciones cambian cuando las personas que trabajan en ella se transforman. Las prácticas del mindfulness pueden apoyar tu transformación personal y aumentar tu capacidad de liderarte a ti mismo, liderar a los demás y liderar tu empresa de forma más eficaz en tiempos de incertidumbre y cambio.